Durante décadas, los ciudadanos españoles han sabido generar y cultivar una manera de manejar y de gestionar sus recursos económicos, tanto sea en el plano personal como también en el laboral y empresarial, recurriendo a las estrategias más tradicionales como camino para evolucionar y para crecer a partir de la forma en la cual disponían del capital que poseían. En este proceso, es evidente que el panorama y que la realidad se ha modificado, y dista mucho en la actualidad de lo que era hasta hace poco tiempo atrás, cuestión que necesariamente debe ser reconocida y comprendida por el común de los ciudadanos españoles que obligatoriamente deben cambiar sus hábitos en cuanto al manejo de dinero se refiere. `Pensando en poder establecer nuevas costumbres, es importante seguir siempre los consejos y los lineamientos de la nueva generación de especialistas en la cuestión económica, especialmente de aquellos formados y egresados de los cursos y posgrados de dirección financiera que hoy se ponen al alcance de los interesados.
Solo para establecer un ejemplo que ayude a comprender lo que planteamos, vale señalar que el estudio anual que realiza Visa sobre la economía sumergida en Europa revela una importante correlación inversa entre el número de transacciones electrónicas por habitante y el porcentaje del PIB que corresponde a la economía sumergida. La cuestión es que, pese a ser de sobra conocidas sus ventajas, el avance en el uso de medios de pago electrónico sigue siendo moderado en nuestro país, y el efectivo sigue siendo la primera elección en buena parte de las transacciones que realizamos. Otro reciente estudio de MasterCard señala que la cuota que todavía mantienen los pagos en efectivo es el 46% sobre el valor total de las compras de los españoles. Si tomamos como referencia el número total de operaciones de pago, la estimación es que más del 80% todavía se realizan en efectivo, y estos números no han mejorado significativamente en los últimos años. Como puede observarse aquí, la tendencia de los españoles sigue siendo la de aferrarse al efectivo, como negándose a incorporar las nuevas herramientas que dispone el sistema financiero y las bondades que esta ofrece a los usuarios del servicio.
Para poder cambiar estos hábitos tan arraigados, es indudable que se necesita de una palabra confiable y autorizada, la cual permita hacer entender al común de los españoles las ventajas de sumar las nuevas instancias y herramientas con las que cuentan, y el beneficio que esto tiene para la economía nacional en su conjunto. Esta confianza, solo la generan los especialistas en la materia, especialmente aquellos que estudian y que egresan de los avanzados posgrados de dirección financiera que hoy se ofrecen y que son altamente recomendables a partir de los resultados evidenciados.